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No es lo mismo 'Culpa que Responsabilidad'

No es lo mismo 'Culpa que Responsabilidad'

Inspirado en el libro de Ps. Inés Olivero "Que decimos cuando hablamos" Parecido no es lo mismo. Ed. De los cuatro vientos. Bs. As. 2011

Estos dos conceptos nos atraviesan cotidianamente en nuestras interacciones humanas en los diferentes ámbitos donde nos movemos. Podría asegurar que todos conocemos el peso del sentimiento de culpa pero pongo en dudas si sabemos otorgarle a la responsabilidad la verdadera dimensión que tiene.

Vamos al lío! y desglosemos que hay en la profundidad de estas disposiciones que pueden parecerse, pero no son lo mismo.

Primeramente, vamos a detenernos en el análisis de la culpa, en razón de que tiene un fuerte impacto en el mundo interior de las personas. La culpa es una arma poderosa para debilitar, tanto si nos sentimos culpable como si hacemos sentir culpable a un otro.

La culpa puede ser vivenciada de dos maneras:

  • desde lugar de victima, donde la culpa es de otros, y soy yo quien sufre

  • desde lugar de victimario, donde yo soy quien tiene la culpa de generar un sufrimiento a los demás.

El mecanismo de culpabilización logra afianzar sentimientos de inseguridad y baja autoestima. Podemos ver que muchos adultos dependen de la aprobación externa, porque no han sabido o no han podido hacerse responsables de si mismos y de sus propias necesidades. Esto denota, según asume la Psicóloga Inés Olivero, un estadio de inmadurez adulta.

Cuando estoy tomado por la culpa, se genera una dinámica de sometimiento - dominación. Se activa fuertemente esta emoción que nos deja esclavizados, es decir sin poder manifestar nuestra propia voluntad ya que me encuentro a merced de realizar algo para la satisfaccion de otro.

 

Por otro lado cuando me ubico en la posición de culpabilización, busco que los otros se sometan a mis voluntades, generando un contexto de sometimiento, donde quizá el otro tiene que cubrir una necesidad que es mía, pero como yo no me hago responsable, lo culpabilizo para que lo resuelva por mi. (lo que necesito no sólo tiene que ser algo material, puede ser compañía, seguridad, control, etc.)

Cuando somos responsables, somos capaces de dar respuestas sobre nuestros actos y elecciones y asumimos de ellas, las consecuencias. Entonces, cuando somos responsables asumimos nuestra necesidad de estar acompañados, y podemos pedirlo al otro y no generarle una recriminación cuando esta persona elige hacer algo que va en la dirección contraria a lo que yo deseo (ego).

Ejemplo: Mi hijo tiene el sueño de irse a experimentar a otro país, eso me despierta miedo a que no lo vea todos los días, entonces comienzo a comportarme distante con él porque se quiere ir (mecanismo inconsciente). El resultado desde la culpa del hijo puede ser que decida renunciar a su deseo porque no soporta que su madre se comporte así con el, siente remordimiento y no acciona en pos de su deseo personal.

La culpa es un maltrato psicológico, por esto es muy importante identificarla y transformarla en responsabilidad.

  • Asumir mis necesidades y no hacer a otro responsable de cubrirlas

  • Perdonar si he recibido daños de otras personas a quien culpo, y en ese perdonar no significa en todos los casos retomar los vínculos, sino aceptar que lo que ya sucedió no se puede cambiar y que me queda espacio para diseñar bajo mis responsabilidad que si voy a permitir y que no. Definir mis limites de dignidad, aprender sabiamente de las experiencia que me generaron un daño para auto cuidarme.

  • Si la culpa esta siendo una emoción muy profunda y recurrente, te recomiendo iniciar un trabajo terapéutico, donde un profesional te pueda acompañar a distinguir aquellos espacios donde poder ir ganando soberanía personal, reconociendo tus limites para ampliarlos y poder hacerte cargo de tus necesidades para saber comunicarlas a quienes tienen la dicha de estar en contacto con vos.

 

Si te escucho y te miro a los ojos; y puedo estar toda yo contigo; aunque sólo sea el instante de encontrarte; y puedo ir y venir sin lastimarte; verte o no verte sin exigir nada que no venga de ti; y distanciarnos o conocer la continuidad; si tú lo quieres y yo lo elijo; habremos conocido el respeto.

Ana María Pérez Arce

 

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Por Lic. Sofia Riccio. Coach y Neurodecodificadora laboral y organizacional

Inspirado en el libro de Ps. Inés Olivero "Que decimos cuando hablamos" Parecido no es lo mismo. Ed. De los cuatro vientos. Bs. As. 2011

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