El abordaje de estas palabras puestas en distinción, esta dirigido específicamente a la relación entre una persona y sus semejantes y a la actitud que sostiene tales conductas.
Antes que nada comenzar con este hermoso poema, que nos prepara el terreno para diferenciar estas dos posturas que podemos tomar al momento de ayudar a otros.
El Placer de Servir. Gabriela Mistral
Toda la providencia es un anhelo de servir.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú
Donde hay un esfuerzo donde todos esquiven, acéptalo tu
Sé el que apartó del camino la piedra, el odio de los corazones y las dificultades del problema
Hay la alegría de ser sano y la de ser justo, pero hay sobre todo, la inmensa, la hermosa alegría de servir.
Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho: si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
No caigas en el error de que sólo se hacen méritos con los grandes trabajos: hay pequeños servicios;
Arreglar una mesa; ordenar unos libros, peinar una niña
Aquél el que critica, éste el que destruye; sé tú el que sirve.
El servir no es una faena de seres inferiores.
Dios, que es el fruto y la luz, sirve. ¡Pudiera llamarse: el que sirve!
Y tiene sus ojos en nuestras manos.
Y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol? ¿A tu hermano? ¿A tu madre?
Muchas veces nos podemos sentir buenos por estar preocupados por los demás y nuestra entrega se convierte en un ´desvivirnos´ por los otros. Eso es caer en una forma de servilismo. Ayudamos para agradar y hacer méritos.
Cuando mi ayuda es interesada, en búsqueda de reconocimiento o con empeño a ser aprobados, me desvivo atendiendo a un otro y ese beneficio que espero obtener me puede dar a cambio:
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que la persona que lo recibe se aproveche de mi prometiendo cosas que nunca me dará
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que la persona que lo recibe se de cuenta de mis intenciones y se llene de desprecio y no quiera tener trato conmigo, o que me destrate
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o que la persona que lo recibe se acostumbre a mi servilismo y no perciba mis esfuerzos, dando por sentado que es lo que corresponde y no agradece ni valora
El servilismo es una aparente virtud, que hace que uno obedezca sin discernimiento lo que le manda el otro y a veces intentando adelantarse a la necesidad o al pedido mismo de ayuda, sometiendo su propia voluntad para adaptarse a los deseos de un otro.
Esta actitud genera mucha decepción, resentimiento y dolor al no recibir aquello que estoy esperando, porque en el servilismo no pienso en el otro, pienso en mi, en lo que voy a recibir a cambio de ofrecer mi ayuda desvivida.
El servicio, en cambio, obedece a otras reglas, que no reclaman retribuciones de retorno ni satisfacciones del ego. En el servicio me hago responsable de mis necesidades primero, identifico que es lo que tengo para ofrecer, y solo después saldré a ocuparme de los demás.
Puede sonar individualista si tu tendencia es replegarte ante los demás con una conducta codependiente, y si es así, quédate a leer un poco mas que esta información puede ser una profunda toma de conciencia.
Revisar la forma de ayudar a los otros nos va a permitir elegir qué, cómo, dónde y cuándo podemos hacerlo y sentirnos felices. El servicio nos llena de gozo y alegría.
El servicio es una actitud que surge del auto respeto, es una forma de reconocer a todos los seres humanos como semejantes y es el inicio de un camino hacia la unidad.
Poder decir no, es un acto de profundo reconocimiento de mi ser, define mi soberanía personal, mis limites y mi voluntades. Servir desde la humildad de mi aporte, entendiéndome una parte del gran esquema de las cosas y no una fractalidad del ser salvador de la humanidad.
Cuídate, respétate, pedí lo que necesites, así no tenes la necesidad de desvivirte para que un otro venga a cubrir ese necesidad de halagos y reconocimiento. Es parte de hacerse uno responsable para pasar de la dependencia a la independencia emocional.